Estaba
allí, perfecta, bella,
sin
sombra en las pupilas verdes.
El
oro, de corona; el transparente nácar,
de
túnica; la sonrisa, de aureola.
Bella,
perfecta, en pura geometría
de
mármol y caricia del sol último.
¿Qué
pensamiento, bajo la amplia frente?
¿Qué
beso al borde de los labios?
¿Qué
imagen, tras los ojos detenidos
en
una mariposa del espacio?
Allí,
perfecta, bella. Entre los dedos,
un
alma de paloma, muerta,
luchando
por entrarse hasta su sangre,
y
anidar, otra vez, bajo su seno.
En
torno, el ángel de la música
Cuba
Madrid,
15 de octubre, 1903 /
Miami,
22de junio de 1999
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