La
tarde de campanas y violetas
que
suben lentamente a su pequeño
firmamento
de aroma.
La
tarde en que no estás.
El
tiempo, detenido, se desborda
como
un dorado río.
Y
deja ver en su lejano fondo
no
sé que cosas olvidadas.
El
día vuelve aun en una ráfaga
de
sol,
y
fija mariposas de oro
en
el cristal de aire...
Hay
una flauta en el silencio, una
melancólica
boca enamorada,
y
en la torre teñida de crepúsculo
repiten
su blancura las palomas.
La
tarde en que no estás... la tarde
en
que te quiero.
Alguien
que no conozco,
abre
secretamente los jazmines
Colombia
Barranquilla,21
de abril de 1922/
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