14 diciembre 2017

Hilario Barrero, Cerradura

Sin darles tiempo de llegar hasta el lecho,
una vez afianzada la puerta de la casa,
se amarían ruidosos, jadeantes, salvajes.
No sabían entonces lo difícil que más tarde sería
abrir la cerradura con la llave oxidada del cansancio.
Hilario Barrero
España
Toledo, 1948

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